Cabreo Monumental

No tengo por qué pagar las consecuencias de los que montan fiestas en su planta. Me jode. Me jode mucho. Y no sólo a mí. A mi compañera también, que precisamente no se encuentra muy bien.

Salgo de mi habitación para dirigirme a los causantes de todo esto.
La entrada petada de gilipollas de mi residencia.

"Hay fiesta en el 3º, ve ve, a ver que tal", me dice una gilipollas. Le cierro la puerta en las narices. Oigo risas.

Me dirijo al 3º. Llamo. Me abren la puerta. Entro en la habitación en la que la noche anterior tuvo lugar la citada fiesta de las narices.

"Nos están molestando por vuestra culpa, deberían venir a daros por culo a vosotros, que fuisteis los del cachondeo anoche".

"¿Nos culpas a nosotros? ¿Acaso nos escuchó alguien anoche?", me dice una.

"A no, tu sabrás, dime sino por qué están montando este jaleo en la entrada de mi planta".

Comienzan a desperdigarse todos y a meterse en sus cuartos.
Gallinas.
Deberías dar la cara.

"Pues yo podría quejarme de la risa de fulano o de ...".

Bla bla bla.
No me calientes la cabeza.
Que os den.

Me voy de nuevo a mi cuarto.
Como no, hay que pasar primero por la entrada de mi planta.

"¿Qué tal la fiesta por ahí arriba?" vuelve a hablarme la gilipollas.

"No vengo de ninguna fiesta, ah, y bajad la voz, por favor" con mi bordería natural.
Y doy un portazo.

Asco de gente.
Mierda de convivencia.

Ojalá os perdiera de vista a todos un buen tiempo, aunque, la verdad a algunos no me importaría perderos de vista toda mi vida.